Salud mental y ejercicio: un antídoto natural contra el estrés y la ansiedad

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¿Por qué hablar de salud mental hoy?

Vivimos en una era donde el ritmo acelerado, la hiperconectividad y las altas exigencias laborales están impactando fuertemente nuestra salud mental. Ansiedad, insomnio, estrés crónico y síntomas depresivos se han convertido en compañeros frecuentes de la vida moderna. Frente a esta realidad, el ejercicio físico emerge como una herramienta terapéutica poderosa, accesible y científicamente respaldada para mejorar el bienestar emocional.

El cuerpo en movimiento, la mente en equilibrio

La actividad física regular no solo transforma el cuerpo, también tiene efectos profundos sobre el cerebro. Durante el ejercicio se liberan endorfinas conocidas como las “hormonas de la felicidad”, se reduce la concentración de cortisol (hormona del estrés), se mejora la calidad del sueño y se estimula la neuroplasticidad cerebral. Esto se traduce en una mayor capacidad para manejar el estrés, mejorar el estado de ánimo y reducir síntomas de ansiedad y depresión.

¿Qué dice la ciencia?

  • Ejercicio y ansiedad: Diversos estudios muestran que caminar 30 minutos al día, 5 veces por semana, disminuye significativamente los niveles de ansiedad leve a moderada.
  • Entrenamiento de fuerza y autoestima: El entrenamiento con pesas ha demostrado mejorar la percepción corporal, el empoderamiento personal y la autoeficacia, claves en la salud mental.
  • Ejercicio y depresión: Un meta-análisis publicado en The Lancet Psychiatry concluyó que el ejercicio reduce el riesgo de depresión en un 26%, especialmente en personas activas moderadamente.

Tipos de ejercicio recomendados según el estado emocional

Aunque todo movimiento es positivo, hay tipos de actividad física que benefician de manera específica según cómo te sientas emocionalmente:

  • Estrés alto: Actividades como yoga, respiración consciente, caminatas suaves en la naturaleza o tai chi ayudan a calmar el sistema nervioso simpático.
  • Desmotivación o tristeza: El entrenamiento funcional o de fuerza, al generar sensación de logro, es útil para subir el ánimo y romper ciclos de inactividad.
  • Ansiedad: Ejercicios rítmicos como nadar, correr o andar en bicicleta ayudan a regular la respiración y centrar la atención.

Recomendaciones prácticas desde la fisioterapia

  • Evaluación inicial: Conocer el estado físico y emocional del paciente permite diseñar rutinas seguras y realistas.
  • Progresión gradual: Iniciar con sesiones breves y de baja intensidad evita la frustración y mejora la adherencia.
  • Escucha activa al cuerpo: Fomentar pausas activas, técnicas de respiración y enfoque en el presente como parte integral del entrenamiento.

Ejemplo de rutina antiestrés

Una sesión sencilla de 15 minutos que puedes realizar al despertar o antes de dormir:

  • 2 minutos de respiración diafragmática profunda.
  • 3 minutos de movilidad articular suave (cuello, hombros, columna, caderas).
  • 5 minutos de estiramientos mantenidos (cuádriceps, espalda baja, pecho).
  • 5 minutos de caminata lenta o movimientos fluidos al ritmo de tu respiración.

Conclusión

Cuerpo activo, mente resiliente

Ejercitarse es mucho más que cuidar el cuerpo: es una estrategia poderosa para cultivar la salud mental, reducir el impacto del estrés y fortalecer la resiliencia emocional. Con la guía adecuada, el movimiento se convierte en un recurso terapéutico seguro, natural y transformador.

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Referencias

  • Schuch, F. B., et al. (2018). Physical activity and incident depression: a meta-analysis. The American Journal of Psychiatry.
  • Craft, L. L., & Perna, F. M. (2004). The benefits of exercise for the clinically depressed. Primary Care Companion to The Journal of Clinical Psychiatry.
  • Stonerock, G. L., Hoffman, B. M., Smith, P. J., & Blumenthal, J. A. (2015). Exercise as treatment for anxiety. Current Psychiatry Reports.

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