Cómo el ejercicio mejora tu calidad de sueño (y qué rutinas ayudan más)

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¿Por qué el sueño es clave para tu salud?

El sueño es un pilar esencial de la salud integral. Durante el descanso nocturno, el cuerpo se recupera, repara tejidos, equilibra las hormonas y consolida la memoria. Dormir bien no solo mejora el rendimiento físico, sino también la estabilidad emocional, el sistema inmunológico y el metabolismo. En personas activas o con alto nivel de estrés, un sueño de calidad es clave para mantener el equilibrio y prevenir enfermedades.

Ejercicio y sueño: una relación científicamente comprobada

Diversos estudios han demostrado que la actividad física regular mejora significativamente la calidad del sueño. Entre los principales beneficios se encuentran:

      • Reducción del tiempo para conciliar el sueño (latencia).

      • Disminución de despertares nocturnos.

      • Aumento del sueño profundo (fase N3).

      • Mejora del estado de ánimo y reducción de la ansiedad, factores que impactan el insomnio.

    ¿Qué mecanismos explican este beneficio?

    Desde el punto de vista fisiológico, el ejercicio regula el ritmo circadiano, favorece la liberación de endorfinas y promueve la producción de melatonina, la hormona del sueño. Además, reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que permite una mayor relajación al final del día. Este conjunto de respuestas biológicas favorece un descanso más profundo y continuo.

    ¿Cuándo y cuánto ejercicio es mejor para dormir bien?

    El mejor momento para ejercitarse varía según el cronotipo de cada persona. Sin embargo, en general, se recomienda realizar ejercicio moderado al menos tres horas antes de dormir para no interferir con la relajación del sistema nervioso. Actividades aeróbicas de intensidad media o baja, realizadas durante el día o al atardecer, suelen ser las más efectivas para inducir un sueño reparador.

    Consejos prácticos para combinar ejercicio y buen descanso

        • Mantén horarios de ejercicio regulares para ayudar a tu reloj biológico.

        • Evita el sobre entrenamiento, ya que puede alterar la calidad del sueño.


        • Complementa con hábitos de higiene del sueño: evita pantallas antes de dormir, cena ligero y crea un ambiente propicio para el descanso.
       

      Conclusión

      El ejercicio no solo transforma tu cuerpo, también tu descanso. Diversas investigaciones respaldan que una vida activa se traduce en un sueño más profundo, continuo y restaurador. Dormir mejor es posible sin medicamentos: moverse más es una de las claves. Apuesta por el movimiento como parte de tu higiene del sueño y transforma tus noches.

       

      Referencias

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