¿Escuchas lo que tu cuerpo dice?
Vivimos en una era donde estar sentado por horas frente a una pantalla se ha vuelto parte del día a día. Sin embargo, nuestro cuerpo fue diseñado para moverse, y cuando no lo hacemos, empieza a enviarnos señales de alerta. Como fisioterapeuta, puedo asegurarte que ignorarlas puede tener un precio alto para tu salud física y mental.
Señales claras de que tu cuerpo necesita moverse
1. Dolor muscular o rigidez articular
¿Te levantas de la silla con dificultad o sientes que tu espalda está “encartonada”? La inmovilidad prolongada reduce la lubricación articular y puede generar tensiones musculares por desuso o posturas mantenidas. Esta es una de las formas más comunes en que tu cuerpo pide movimiento.
2. Cansancio sin razón aparente
Aunque parezca contradictorio, el sedentarismo puede generar más fatiga que la actividad física. Moverte estimula el metabolismo, mejora el transporte de oxígeno y activa hormonas que incrementan tu energía.
3. Disminución de la concentración y el ánimo
El movimiento tiene efectos directos sobre el sistema nervioso. Estudios han demostrado que caminar incluso 10 minutos mejora la atención y reduce los niveles de ansiedad gracias a la liberación de dopamina, serotonina y endorfinas.
4. Problemas digestivos o metabólicos
Estar quieto mucho tiempo enlentece el tránsito intestinal y puede alterar procesos metabólicos claves como la regulación de la glucosa. El movimiento facilita una mejor digestión y previene el síndrome metabólico.
¿Por qué el movimiento es una necesidad biológica?
Desde la fisiología, sabemos que el cuerpo humano depende del movimiento para mantener en equilibrio sus sistemas:
- Activa la circulación: mejora el retorno venoso y la oxigenación celular.
- Lubrica las articulaciones: el movimiento produce líquido sinovial, esencial para evitar desgaste.
- Regula hormonas: ayuda a mantener estable el cortisol y promueve la liberación de neurotransmisores que elevan el bienestar.
Pequeños movimientos, grandes beneficios
No se trata de hacer una maratón todos los días. Incorporar pausas activas, estiramientos, subir escaleras o simplemente caminar durante 5 a 10 minutos cada hora puede marcar una diferencia real. Estas acciones previenen contracturas, mejoran la postura y reducen el riesgo de enfermedades crónicas.
¿Cada cuánto deberías moverte durante el día?
La Organización Mundial de la Salud recomienda interrumpir los periodos prolongados de sedentarismo cada 30 a 60 minutos, especialmente si trabajas en oficina. Solo con ponerte de pie, estirarte y dar unos pasos ya estás cuidando tu salud.
Consejo desde la fisioterapia
Como fisioterapeuta, mi recomendación es simple: no esperes a sentir dolor. Si tu cuerpo te pide moverse con molestias, cambios posturales constantes o fatiga, es momento de escucharlo. La prevención siempre será más eficaz que el tratamiento.
Conclusión
Moverse es una forma de autocuidado
El movimiento no es un castigo, es una forma de cuidarte. Escuchar a tu cuerpo es dar el primer paso hacia una vida más activa, saludable y plena. No necesitas grandes cambios: bastan pequeños hábitos diarios para transformar tu bienestar.
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Referencias
- Gómez-Pinilla, F. (2008). Brain foods: the effects of nutrients on brain function. Nature Reviews Neuroscience, 9(7), 568–578.
- Booth, F. W., Roberts, C. K., & Laye, M. J. (2012). Lack of exercise is a major cause of chronic diseases. Comprehensive Physiology, 2(2), 1143–1211.
- Dunstan, D. W., et al. (2012). Breaking up prolonged sitting reduces postprandial glucose and insulin responses. Diabetes Care, 35(5), 976–983.