Las enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2, hipertensión arterial, artrosis y obesidad, afectan a millones de personas en todo el mundo. Aunque estas condiciones suelen requerir tratamiento médico, existe una herramienta terapéutica ampliamente respaldada por la ciencia que muchas veces se subestima: el ejercicio físico.
Ejercitarse no solo mejora la calidad de vida, sino que puede reducir síntomas, controlar parámetros clínicos e incluso disminuir la necesidad de medicación. Acompáñanos a entender por qué el movimiento puede ser tu mejor medicina.
¿Por qué el ejercicio es una “medicina” segura y efectiva?
Organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el American College of Sports Medicine (ACSM) han declarado que el ejercicio es una herramienta poderosa para el tratamiento de enfermedades no transmisibles. Practicado con regularidad y bajo supervisión adecuada, ayuda a:
- Regular niveles de glucosa, lípidos y presión arterial.
- Reducir el dolor crónico y mejorar la movilidad.
- Mejorar el estado de ánimo, el sueño y la autoestima.
Principales beneficios según la condición
1. Diabetes tipo 2:
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Aumenta la sensibilidad a la insulina, lo que mejora el control glicémico.
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Reduce la glucosa en sangre incluso tras una sola sesión de ejercicio.
2. Hipertensión arterial:
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El ejercicio aeróbico regular puede reducir la presión arterial sistólica en 5-7 mmHg.
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Favorece una mejor función vascular y cardíaca.
3. Artrosis y dolor crónico:
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Mejora la movilidad articular y reduce el dolor sin necesidad de aumentar analgésicos.
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Fortalece músculos que estabilizan las articulaciones, disminuyendo el desgaste
4. Obesidad:
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Favorece la pérdida de grasa, especialmente grasa visceral, altamente relacionada con riesgo cardiovascular.
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Mejora el perfil metabólico y previene la progresión a otras patologías.
¿Qué tipo de ejercicio es recomendable?
La clave está en la individualización y progresión. Estas son las principales modalidades recomendadas para personas con enfermedades crónicas:
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Ejercicio aeróbico: Caminatas, bicicleta estática, natación suave o elíptica. Ideal para mejorar salud cardiovascular y control metabólico
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Entrenamiento de fuerza: Usar bandas elásticas, pesas livianas o peso corporal. Fundamental para preservar masa muscular, movilidad y prevenir caídas.
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Flexibilidad y movilidad: Estiramientos suaves y movilidad articular para reducir rigidez, sobre todo útil en artrosis y dolor crónico.
Consejos para comenzar con seguridad
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Consulta médica previa: Asegura que no haya contraindicaciones específicas.
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Supervisión profesional: Un fisioterapeuta o entrenador clínico puede diseñar un plan personalizado.
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Comenzar despacio: Intensidades bajas, con aumento gradual según la tolerancia.
Conclusión
El ejercicio es mucho más que una herramienta estética: es una estrategia terapéutica poderosa. Si vives con una enfermedad crónica, no estás limitado: estás en la mejor posición para comenzar a moverte y cambiar tu salud desde adentro.
Comienza hoy: cada paso cuenta hacia una vida más saludable.
Referencias
- World Health Organization. (2020). Guidelines on physical activity and sedentary behaviour.
- American College of Sports Medicine. (2022). ACSM’s Guidelines for Exercise Testing and Prescription.
- Colberg SR, et al. (2016). Physical activity/exercise and diabetes: A position statement of the American Diabetes Association. Diabetes Care.
- Kujala UM. (2009). Evidence on the effects of exercise therapy in the treatment of chronic disease. British Journal of Sports Medicine.
- Pedersen BK, Saltin B. (2015). Exercise as medicine – evidence for prescribing exercise as therapy in 26 different chronic diseases. Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports.